Ya estamos cerrando
una etapa en India. Estos últimos días, después de las recorridas playeras que
terminaron en Varkala, pasamos por tres ciudades muy distintas y cada una con
su perla.
Alleppey es una
pequeña ciudad que está a unas 3 horas en tren de Varkala hacia el norte. Es
famosa por sólo una cosa, sus canales: los backwaters. Ni bien entras a la
ciudad te sorprendes con un cartel que te da la bienvenida a la “Venecia del
sur”. Y es que esa es su perla, los canales que recorren la ciudad y que
explotan como atractivo turístico. Allepey está sobre la costa asi que también
tiene playa, de hecho nos alojamos sobre la playa y al atardecer los dos días
que estuvimos nos dimos un chapuzón. Pero claramente no es el punto de
atracción. Playas sucias, descuidadas, sin turistas y con algunos grupos de
indios que hacían ofrendas al mar o jugaban a las cartas (los hombres). Algo
así como pasaba en Mumbai, la playa está pero ellos parecen no notarlo, o por
lo menos no como lo hacemos nosotros. Pero como les contaba el paseo son los
backwaters. Hay muchas opciones para recorrerlos. Desde lo más lujoso, a bordo
de un Houseboat: con varias habitaciones, living con tv plana y cable!,
habitaciones de primer nivel.. son increíbles y podés dormir y pasar varios
días ahí. También alquilan lanchas que te llevan de paseo: son para un máximo
de 8 personas y tienen sillas y algunas reposeras, en algunas te ofrecen darte
la comida. Estas son para pasar un par de horas y te cobran unas 500 rupias
la hora (unos 130 pesos) Y en un tercer lugar está la opción más económica: el “local
boat”. Es el bote colectivo, el que usan los locales para ir y volver desde sus
casas entre los canales a la ciudad. El camino que hace es casi lo mismo que
cualquiera de las otras dos opciones. Va parando y hace bastante ruido, pero fuera
de eso estuvo muy bien. Si obvio elegimos la tercera opción! El precio: 30
rupias ida y 30 la vuelta (por los dos! Una ganga). Por momentos los backwaters
parecen el delta del Tigre y por otros la vegetación es tan tupida que te
trasladas a un pequeño amazonas. El paseo vale la pena, la gente que vive sobre
el río y hace uso del agua para todo. Lavan su ropa, cepillan sus dientes, se
bañan y pescan. Claro que también lo ensucian, es algo que no les voy a aceptar
nunca a los indios. Esa manía de sacar todo, en la calle, en el mar, en los ríos…
La experiencia fue muy linda, les muestro algunas fotos:
De Alleppey
tomamos un tren nocturno de unas 11 horas y nos fuimos para otra estado. Nos
pasó que en el itinerario que teníamos pensado nos quedaban dos días en el
medio que no sabíamos donde pasarlos. Y mirando un poco en Internet vi unos templos
que me impresionaron. Los templos de Madurai, en el estado de Tamil Nadu. Algo
me habían hablado de este estado. Al parecer son los rebeldones, así como pasa
en España con los catalanes, que no se sienten españoles. Bueno los de Tamil no
se sienten indios. Ellos son diferentes, y no te quieren hablar otro idioma que
no sea Tamil (cosa que en realidad no fue así), y tienen sus propias comidas, y
son diferentes. Todo eso me contó una mujer con quien compartí vagón en el un
tren. Entre los templos y esa gente diferente nos tentó y allí fuimos. El viaje
estuvo bien, dormimos bastante y a eso de las 12 del mediodía estábamos llegando
a Madurai. Es la segunda ciudad más grande de Tamil (la primera es Chennai) y
también una de las más antiguas. Sus templos datan del 1600.
Veníamos de una
seguidilla de pueblitos y entrar a Madurai fue como estar otra vez en Delhi:
kilombo total. Muchos tuc tuc, ruidos, olores, genteeee!!! Buscamos hotel, y
nos instalamos. Madurai es grande pero como siempre uno se mueve por un pequeño
circulo. Y lo bueno es que los templos importantes de la ciudad están todos
juntos, en una enorme manzana y amurallados. Claro que son tan altos que los
ves a la distancia. Con sus tradicionales figuras de dioses y con una punta que
simula ser el infierno. Se ve una figura de algo así como un dragón sacando
fuego por su boca. Las torres son cuatro, dos más altas y otras dos más
pequeñas. El ingreso cuesta 50 rupias por persona y se pueden recorrer los
interiores pero no está permitido el acceso a los turistas a los espacios de
oración. Allí donde están las figuras sagradas y los indios pasan y los veneran
(algo así como era en los templos donde me robaron las zapas). Y el largo viaje
en tren quedó saldado con estas vistas religiosas y con los rituales hindúes
que a veces resultan tan interesantes. Ellos tocan a todos las figuras y a cada
una de ellas la veneran, le rezan, y le dan vueltas en circulo poniéndole velas.
Pero no todo fue templos en Madurai, también visitamos el Memorial Gandhi
Museum. Salimos un poco del área religiosa y más turística de la ciudad, para
llegar a este museo que me encantó. En un recorrido fotográfico y con un inglés
de una lectura muy simple te cuenta la historia de India, y en esa historia los
momentos de Gandhi. El paso de los ingleses, los maltratos a los indios, la
conformación de grupos políticos que empezaron a pedir por una liberación, la
llegada de Gandhi, su pedido de paz, su marcha salada (que empezó con unas 20
personas y terminó con una nación a su alrededor). Sus luchas, su vida y su
muerte. No soy una persona que recuerde todo lo que ve y lee pero algunas cosas
que me llaman mucho la atención las recuerdo. La bandera de India tiene en el
centro una rueda. Esa rueda representa al instrumento con el que se produce la
ropa, una especie de telar. Ese fue el instrumento de revolución de Gandhi. Los
ingleses exportaban las telas indias a Inglaterra donde se producía la ropa y
esa misma ropa volvía a India y era vendida por precios de locura, así con
todo. Por eso Gandhi comenzó a impulsar la revolución desde el mensaje de que
los indios debían generar sus propios recursos, hacer su propia ropa, cocinar
su comida y sus propios servicios. Esa fue su arma de lucha, por eso la bandera
lleva ese símbolo. Y hoy India es una mega potencia. Es increíble ver como todo
lo que uno consume acá, todo, esta hecho en India. Porque podes ver marcas
internacionales, pero las telas, la mano de obra, las fabricas están en India. Y
le falta mucho en cuanto a la repartición de esos recursos porque la pobreza es
inmensa, pero también es uno de los países que más crecimiento tiene en todo el
mundo.
Templo de Meenakshi Amman |
Los colores de las calles de India |
Dentro del Templo |
Gandhi Memorial Museum (Perdón pero adentro no se podían sacar fotos) |
Y la tercera ciudad
de este paso es Munnar. Nos metimos en las montañas, estamos a unos 1600 mts. de
altura, clima de montaña: calor de día y mucho frio por la noche. La perla de
Munnar son sus campos de té. Esta zona es una de las primeras (si no la
primera, la segunda) en cosechar plantaciones de té. Pero no lo inventaron los
indios, sino los ingleses por supuesto. En épocas de la colonia los ingleses
eligieron estas zonas de India para pasar sus veranos. Era una excelente forma
de escapar de los calorones de Inglaterra y venirse a la montaña. Expertos
bebedores de té, exportaban desde China, y eso les costaba mucha plata por lo
que empezaron a plantar sus propios cultivos de té. Convirtiendo a esta zona en
un mar verde donde se producía el mejor té del mundo. Pasada la época de la
colonia estas tierras después pasaron a ser propiedades de empresas, y aún hoy
por lo que leí la gran mayoría de las hectáreas (sino todas) son propiedad
privada. La más grande es la empresa TATA, se la ve por todos lados. Herencia
inglesa y hoy paraíso turístico entre las montañas. Ya en el camino, cuando
veníamos (viajamos en bus local desde Madurai a Munnar, un cambio de bus en el
medio y 5 horas de viaje en total), el camino era impactante. Montañas de un
verde casi fluor, con subidas y bajadas, algunas cositas perdidas, y algunas
mujeres que se perdían entre los pequeños arbustos juntando las hojas de té. Es
maravilloso. Luego está en el pueblo, que te hace recordar que estás en India,
y a 4 km a la redonda, vayas para donde vayas, los campos de té. Les dejo
algunas imágenes, lo recorrimos en moto y fue increíble..