Hong Kong es una súper isla. Conformada por una península que se une al continente e integra la provincia china de Cantón y 236 islas, es actualmente el centro financiero más importante de Asia. Todo en Hong Kong se eleva y se multiplica. Las grandes empresas asiáticas operan en Hong Kong, desde alguna oficina en uno de sus más de 1200 rascacielos. Y si de números hablamos, 7 millones de personas habitan esta ciudad-país que hace poco dejó de ser colonia y que se presenta en los papeles como una región especial de China. Los edificios, como las personas, se multiplican en sus calles. Y recorrerla se vuelve una aventura tan estresante como adictiva.
Moderos y clásicos edificios de Hong Kong |
Arte callejero |
La bahía de Hong Kong: de las más bellas del mundo
Elegimos
alojarnos en la isla de Hong Kong, frente a nosotros la península continental
con su zona mas famosa conocida como Kowloon.
En el mapa se pueden diferenciar cada una de estas zonas. En el medio la famosa
bahía donde cada noche un juego de luces entretiene a los turistas. La bahía de
Hong Kong es junto a la de Sidney y a la de Rio de Janeiro de las más bellas
del mundo. Desde allí se pueden apreciar todos y cada uno de los rascacielos, pero
por la noche aún más. Veleros, ferrys y pequeñas lanchas se pasean por la bahía
y se precian de tener las mejores vistas de ese espectáculo lumínico. Pero la
mejor vista la tuvimos nosotros. Y es que subiendo al Pico Victoria se puede “sobrevolar” a la bahía más bella, y
llevarte en fotos el mejor recuerdo. Al pico Victoria se puede llegar en el
tradicional tranvía, en bus o en taxi. Depende del tiempo que tengas y cuánto
quieras gastar. Nosotros subimos en taxi y bajamos en bus. Las fotos hablan por
si solas. Es la imagen por excelencia de Hong Kong.
Pensar que en cada ventanita vive una familia.. |
Vista desde el Pico Victoria |
Moverse, comer
y relajarse en Hong Kong
Moverse por esta
ciudad fue de las más simples que nos tocó en este largo viaje. Siempre está el
metro que te facilita la vida, con sus redes entrelazadas para llegar a
cualquier punto desde cualquier punto. Pero además constantemente se ven los
buses al mejor estilo inglés, algo de herencia queda, con su doble piso
serpenteando las angostas calles de la isla y cruzando de un lado a otro sin
que te des cuenta. Todo en Hong Kong
está en ingles, el chino tiene muy poca presencia, es muy fácil olvidarse
que ese lugar hoy pertenece al gigante asiático. Para nosotros el hecho de
venir de China y entrar a esta “Región especial” fue como pegar un salto a
Londres por una semana. Si bien nos seguimos alimentando con sopas, porque la gastronomía sí es china, poder
comunicarnos con todos en ingles, fue toda una salvación.
Y así es que Hong
Kong nos encajó perfecto. Muchos lo consideran un lugar caro de visitar. Les
voy a decir que no es así. Sí es caro el hospedaje, y a lo que podemos acceder
los que viajamos con presupuesto estándar, no superarán los 4 metros cuadrados.
Pero comer y moverse es barato y las
dos cosas de buena calidad. Pero para nuestra sorpresa el panorama mejoró más
aún cuando descubrimos las playas del
sur de la isla de Hong Kong. Todo un hallazgo. Con muy poca gente, mucha
playa para desparramarse sin molestar ni ser molestado y el agua, limpia,
fresca, ideal para nadar. Para el momento del viaje en el que estábamos fue
toda una bendición asi que ahí pasamos los últimos dos días de la semana en
Hong Kong.
6 días en Hong Kong
El tiempo que le
dedicamos estuvo acertado. La ciudad es intensa y si uno no va con mucho dinero
como para estar horas haciendo compras y comer en los restaurantes más
sofisticados (en uno de carne argentina, con flan con dulce de leche y crema de
postre, como el que encontramos caminando por ahí pero que excedía nuestro
presupuesto), 6 días es más que
suficiente. Se puede caminar mucho por la ciudad, cruzar en ferry al otro
lado, seguir caminando o relajarse una tarde en las playas. Es una ciudad muy
completa que nos sorprendió y sin dudarlo volveríamos a ir. Pero la ruta nos
llama otra vez, o mejor dicho el avión! Salimos rumbo a Singapur. Acá también por una semana para después
desembarcar durante un mes en Indonesia.
Vamos por los 10 meses de viaje. Y las ganas de ir
volviendo a casa ya se sienten. Un viaje tan largo no sólo te llena el alma y
te ilumina las ideas, también despierta nuevas pasiones y también cansa
bastante. Es un moverse sin parar y planear lo que haremos hoy y mañana y
después de mañana. Porque todos los días vivimos cosas nuevas y eso es
increíble pero de eso también uno se cansa y extraña la monotonía y el saber
que mañana todo va a seguir en en el mismo lugar que la noche anterior. Seguro
al final del viaje escribiré más sobre que pasa después de un viaje así, o al
menos qué me pasa a mí. Hoy sólo puedo decir que pensar en la vuelta me saca
una gran sonrisa..
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