Ya habíamos pasado por Tailandia, y nos enamoramos de su gran ciudad capital y de su norte montañoso. Sin embargo nos quedaba por conocer el lado más famoso, el sur, las playas tailandesas. El espacio de playas, islas, está dividido en tres. Por un lado están las islas posadas sobre el Golfo de Tailandia. Son las más cercanas para llegar por tierra desde Bangkok y para la época en la que íbamos nosotros, las que tendrían mejor clima, asi que sin duda comenzamos por ahí. Un segundo sector son las playas del Mar de Andaman, en donde domina la provincia de Krabi con playas muy famosas y desde donde se accede a las famosas Phi Phi y a Maya Bay, esta última muy popular por haber sido el escenario de la peli La Playa de Leonardo Di Caprio. Y en tercer lugar, podemos hablar de la península de Phuket, a la cual no fuimos en esta ocasión pero no descartamos visitarla más sobre el final del viaje.
Hablar de cada playa, cada isla, creo que puede ser un poco aburrido. Lo que si les cuento es que no todo es tan INCREIBLE como lo cuentan. Es cierto que hay zonas de playas que en las fotos lucen paradisíacas, con montañas que nacen en el mar cubiertas de vegetación y en un marco de aguas turquezas y arenas blancas. Suena lindo no? Bueno pero agreguémosle que muchas veces no nos podíamos meter al mar, o por mareas muy bajas y eso generaba que el agua estuviese muuy caliente, o porque el suelo estaba cubierto de corales y se volvía imposible caminar. Y para sumar, la basura, muchas playas amanecen repletas de basura, lamentablemente son los turistas (y en esta no me incluyo) los que generan ese desorden en semejante panorama. Imagínense el paisaje de las fotos frente a nosotros pero admirándolo con la gota gorda en la frente, sin poder bañarnos o sentarnos en la arena. No lo veo tan paradisíaco..
Las playas de Tailandia están superexplotadas, como ya les he comentado son un boom turístico y reciben gente durante todo el año. Y esto inevitablemente altera un poco las cosas. De todas formas lo disfrutamos, escapamos del calor sofocante de Bangkok, y pasamos unos buenos 15 días de playas. El traslado de una isla a otra está muy bien organizado, ellos te combinan todo: bus, mini van, ferry y mini van otra vez.. lo que se necesite para llegar y siempre lo hicimos con puntualidad y muy cómodos. Conocimos Koh Tao y Koh Samui del Golfo de Tailandia. Luego nos movimos a las playas de Andamán donde nos alojamos en Ao Nang para ir a conocer Railay Beach, y de ahí a Koh Lanta en donde nos llevamos el mayor chasco: Estaban en temporada baja y prácticamente todo estaba cerrado además de que llovió casi todos los días. Asi que adelantamos nuestra salida de ahí para pasar al siguiente destino: MALASIA
Lo que sabíamos de Malasia es que es un país muy moderno, con muchas religiones conviviendo y con dos torres hermosas en su capital diseñadas por un argentino, las Petronas.
Antes de llegar a la capital acortamos camino haciendo una parada en Penang, una isla a 300 km de Kuala Lumpur, muy bien conectada con la frontera de Tailandia. Llegamos en bus, y nos alojamos en la ciudad principal de Penang, Georgetown.
Penang esta conectada con el continente por un puente de gran tamaño por lo que la circulación es constante lo que la convierte en una isla no tan isla. Una ciudad con gran influencia europea en sus construcciones, callecitas casi con estilo colonial, portugués. Herencia de colonizadores que pasaron por la zona. Pero hoy el panorama es diferente. El marco es europeo pero allí ha llegado gente de muchos lugares del mundo haciendo de Penang uno de los lugares más cosmopolitas del mundo. Caminando por Georgetown, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, nos cruzamos con los indios, y sus curries, chapatis y salas de dvd´s con música india sonando para que todos escuchen. También están los árabes que ofrecen perfumes y joyas en sus mejores imitaciones. Los chinos preparando platos tradicionales con cientos de puestos que arman el mercado nocturno de la ciudad. Y de todas aquellas tradiciones nace una forma nueva de vivir y convivir que me parece maravillosa. Todos respetan los ritos y costumbres de los otros viviendo y dejando vivir como cada uno sabe y elige hacerlo.
Dejamos atrás Penang para finalmente pisar el plato fuerte de Malasia, Kuala Lumpur. Nos alojamos en la habitación de un departamento de un joven malayo de 27 años. Es así solo te alquilan el cuarto pero el resto de la casa lo compartís con el dueño. Fuimos afortunados por que el propietario decidió pasar el fin de semana fuera asi que la casa estuvo en su totalidad para nosotros. Fue volver a tener "una casita" por unos días :)
Al segundo día nos acercamos al centro de la ciudad a conocer a las Petronas, obra del arquitecto argentino Cesar Pelli. Hay que decir que son Bellísimas, te duele el cuello de mirar para arriba porque los espacios para apreciarlas suelen estar cercanos a las torres. Con excepción del parque que esta a uno de sus lados y desde donde se sacan las mejores fotos. Sumada a las Petronas está la Torre de Kuala Lumpur, parecida a la torre de la television de Berlín o también a la Torre de Seul. Esa forma de Ovni se repite en varios países, pero nunca deja de verse bonita. La ciudad está sobre colinas por lo que desde diferentes puntos podes ver en varias oportunidades a ambos edificios, y la imagen es perfecta, nos gustó mucho.
Más allá de su Skyline la ciudad no es más que eso una ciudad. Inundada de rascacielos y de shoppings, a los malayos les encantan las compras. Y acá también claro el espectáculo cosmopolita sorprende. Las mujeres musulmanas con sus cabezas tapadas, algunas sin mostrar siquiera su cara. Las indias con sus Sarees coloridos, y los más occidentales como se nos ocurrió ese día al levantarnos.
Tienen un sistema de transporte público muy moderno y económico. Moverse en el monorail es una oportunidad para otear la ciudad desde diferentes ángulos.
Nuestras cuotas de turistas se vieron reducidas porque en el edificio donde nos alojamos nos esperaba una pileta con unas vistas increíbles que no queríamos desperdiciar así que algunos días caminamos por la ciudad, otros nos quedamos panza arriba con los pies en el agua.
En Kuala se puede visitar los barrios de ChinaTown y Little India, probar diferentes platos pero sobre todo admirar las diferencias. Y eso es lo que más aprecié de este país, en el corto tiempo que estuvimos. Admirar las diferencias que existen entre nosotros, estar en medio de ese mundo y ser yo misma tan diferente para el otro. El ritmo de la ciudad es el mismo de todos lados, con sus horas picos, con sus calles llenas de ruido, pero esa cuota de tolerancia racial y religiosa es algo que aplaudo y celebro. Nosotros nos despedimos de Malasia. Tenemos un viaje de 6 horas hasta el próximo destino. Se los cuento en la próxima entrada!
Hablar de cada playa, cada isla, creo que puede ser un poco aburrido. Lo que si les cuento es que no todo es tan INCREIBLE como lo cuentan. Es cierto que hay zonas de playas que en las fotos lucen paradisíacas, con montañas que nacen en el mar cubiertas de vegetación y en un marco de aguas turquezas y arenas blancas. Suena lindo no? Bueno pero agreguémosle que muchas veces no nos podíamos meter al mar, o por mareas muy bajas y eso generaba que el agua estuviese muuy caliente, o porque el suelo estaba cubierto de corales y se volvía imposible caminar. Y para sumar, la basura, muchas playas amanecen repletas de basura, lamentablemente son los turistas (y en esta no me incluyo) los que generan ese desorden en semejante panorama. Imagínense el paisaje de las fotos frente a nosotros pero admirándolo con la gota gorda en la frente, sin poder bañarnos o sentarnos en la arena. No lo veo tan paradisíaco..
Las playas de Tailandia están superexplotadas, como ya les he comentado son un boom turístico y reciben gente durante todo el año. Y esto inevitablemente altera un poco las cosas. De todas formas lo disfrutamos, escapamos del calor sofocante de Bangkok, y pasamos unos buenos 15 días de playas. El traslado de una isla a otra está muy bien organizado, ellos te combinan todo: bus, mini van, ferry y mini van otra vez.. lo que se necesite para llegar y siempre lo hicimos con puntualidad y muy cómodos. Conocimos Koh Tao y Koh Samui del Golfo de Tailandia. Luego nos movimos a las playas de Andamán donde nos alojamos en Ao Nang para ir a conocer Railay Beach, y de ahí a Koh Lanta en donde nos llevamos el mayor chasco: Estaban en temporada baja y prácticamente todo estaba cerrado además de que llovió casi todos los días. Asi que adelantamos nuestra salida de ahí para pasar al siguiente destino: MALASIA
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Railay Becha - Krabi |
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Railay Beach |
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Ao Nang - Krabi |
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Railay Beach |
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Railay Beach |
Lo que sabíamos de Malasia es que es un país muy moderno, con muchas religiones conviviendo y con dos torres hermosas en su capital diseñadas por un argentino, las Petronas.
Antes de llegar a la capital acortamos camino haciendo una parada en Penang, una isla a 300 km de Kuala Lumpur, muy bien conectada con la frontera de Tailandia. Llegamos en bus, y nos alojamos en la ciudad principal de Penang, Georgetown.
Penang esta conectada con el continente por un puente de gran tamaño por lo que la circulación es constante lo que la convierte en una isla no tan isla. Una ciudad con gran influencia europea en sus construcciones, callecitas casi con estilo colonial, portugués. Herencia de colonizadores que pasaron por la zona. Pero hoy el panorama es diferente. El marco es europeo pero allí ha llegado gente de muchos lugares del mundo haciendo de Penang uno de los lugares más cosmopolitas del mundo. Caminando por Georgetown, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, nos cruzamos con los indios, y sus curries, chapatis y salas de dvd´s con música india sonando para que todos escuchen. También están los árabes que ofrecen perfumes y joyas en sus mejores imitaciones. Los chinos preparando platos tradicionales con cientos de puestos que arman el mercado nocturno de la ciudad. Y de todas aquellas tradiciones nace una forma nueva de vivir y convivir que me parece maravillosa. Todos respetan los ritos y costumbres de los otros viviendo y dejando vivir como cada uno sabe y elige hacerlo.
Arte callejero en Georgetown |
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Penang |
Dejamos atrás Penang para finalmente pisar el plato fuerte de Malasia, Kuala Lumpur. Nos alojamos en la habitación de un departamento de un joven malayo de 27 años. Es así solo te alquilan el cuarto pero el resto de la casa lo compartís con el dueño. Fuimos afortunados por que el propietario decidió pasar el fin de semana fuera asi que la casa estuvo en su totalidad para nosotros. Fue volver a tener "una casita" por unos días :)
Al segundo día nos acercamos al centro de la ciudad a conocer a las Petronas, obra del arquitecto argentino Cesar Pelli. Hay que decir que son Bellísimas, te duele el cuello de mirar para arriba porque los espacios para apreciarlas suelen estar cercanos a las torres. Con excepción del parque que esta a uno de sus lados y desde donde se sacan las mejores fotos. Sumada a las Petronas está la Torre de Kuala Lumpur, parecida a la torre de la television de Berlín o también a la Torre de Seul. Esa forma de Ovni se repite en varios países, pero nunca deja de verse bonita. La ciudad está sobre colinas por lo que desde diferentes puntos podes ver en varias oportunidades a ambos edificios, y la imagen es perfecta, nos gustó mucho.
Más allá de su Skyline la ciudad no es más que eso una ciudad. Inundada de rascacielos y de shoppings, a los malayos les encantan las compras. Y acá también claro el espectáculo cosmopolita sorprende. Las mujeres musulmanas con sus cabezas tapadas, algunas sin mostrar siquiera su cara. Las indias con sus Sarees coloridos, y los más occidentales como se nos ocurrió ese día al levantarnos.
Tienen un sistema de transporte público muy moderno y económico. Moverse en el monorail es una oportunidad para otear la ciudad desde diferentes ángulos.
Nuestras cuotas de turistas se vieron reducidas porque en el edificio donde nos alojamos nos esperaba una pileta con unas vistas increíbles que no queríamos desperdiciar así que algunos días caminamos por la ciudad, otros nos quedamos panza arriba con los pies en el agua.
Las Torres Petronas |
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Esperando para sacar el tickct del metro |
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Torre de Kuala Lumpur |
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Las Petronas, de noche |
Nuestra Pileta! |
Skyline - Kuala Lumpur |
En Kuala se puede visitar los barrios de ChinaTown y Little India, probar diferentes platos pero sobre todo admirar las diferencias. Y eso es lo que más aprecié de este país, en el corto tiempo que estuvimos. Admirar las diferencias que existen entre nosotros, estar en medio de ese mundo y ser yo misma tan diferente para el otro. El ritmo de la ciudad es el mismo de todos lados, con sus horas picos, con sus calles llenas de ruido, pero esa cuota de tolerancia racial y religiosa es algo que aplaudo y celebro. Nosotros nos despedimos de Malasia. Tenemos un viaje de 6 horas hasta el próximo destino. Se los cuento en la próxima entrada!